Puig se sanea con su salida a Bolsa
Puig hace oficial su intención de salir a bolsa a primeros de mayo con el objetivo de captar 2.500 millones. Para ello ha diseñado una fórmula mixta que consiste en realizar una ampliación de capital por 1.250 millones, con la que borraría toda su deuda actual, que asciende a 1.196 millones. Además, llevará a cabo una OPV (Oferta Pública de Venta) por la misma cantidad, que no provocará que la familia propietaria pierda ni la mayoría del capital ni el control de la compañía. A ello contribuirá que la operación se estructura con acciones de clase B –con menos derechos de voto– mientras que los Puig se quedarán con los títulos clase A.
De esta forma, la firma estará sujeta a la responsabilidad del mercado, pero conservará la visión familiar a largo plazo que es clave en el negocio del lujo. Un enfoque que se antoja adecuado ya que es el mismo que ostentan algunos de los grandes rivales europeos de Puig en bolsa, como LVMH o Hermès, donde la familia fundadora posee la mayoría de las acciones. En definitiva, una operación que si prospera permitirá a Puig eliminar su pasivo y ser una firme candidata al Ibex con una capitalización que rondaría los 10.000 millones, la decimosexta más grande del índice.
Además, obtendría recursos para impulsar su crecimiento sin perder su esencia. Con todo, la importancia de la operación va más allá de Puig. La bolsa española obtendrá también un gran beneficio de una OPV que busca la mayor captación de dinero desde que Aena saltara al parqué en 2015. Para empezar, serviría para revitalizar los estrenos bursátiles tras años de sequía. Pero también permitiría al Ibex contar en el futuro con un representante de peso en un sector como el lujo en el que está huérfano en la actualidad, pese a la importancia de esta industria en Europa.